Bienvenidos a este espacio donde mis obras de arte dan cuenta de un tiempo, una construcción, un discurso, un contexto y sobre todo de una necesidad ininteligible de aprehender algo de luz para seguir avanzado por el túnel sombrío de la existencia...




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Machirí en equilibrio

Machirí en equilibrio
Escultura emplazada en la Av. Marginal del Torbes en la redoma de Puente Real. Como parte del proyecto "San Cristóbal Escultórica" impulsado por la Gobernación del Estado Táchira y desarrollado por Corpointa. Inaugurada en diciembre de 2014. Autor: Oscuraldo / Técnica: hierro, piedras y cemento / Medidas: 450 x 240 x 111 cm

sábado, 8 de septiembre de 2012

Del arte contemporáneo y su adicción a las exégesis

El otro día supe de una exposición de arte contemporáneo que se realizaría en un museo muy reconocido y que estaba a cargo de un curador igualmente reconocido. La exposición se publicitaba como algo hipernovedoso, la vendían como lo último en arte hiperconceptual, la muestra se titulaba: “Arte inmaterial” y se subtitulaba: “fenomenología de lo que no es”, con nombres así es bastante obvio que lo que se va a ver no es convencional. Dicho curador se había hecho famoso curando exposiciones donde no había obras de arte, en lugar de obras las personas podían ir a escuchar conferencias sobre la contemporaneidad dictadas por este curador y algunos amigos suyos también curadores reconocidos. Estas conferencias eran muy bien reseñadas por los medios especializados y muy mal entendidas por el público en general, los que si las aplaudían con fervor eran los estudiantes universitarios de la facultad de arte donde este curador daba clases. Antes de asistir a la exposición busqué en internet algunos textos críticos de este curador y vi que su discurso iba mucho más allá del análisis plástico formal, más allá de lo semántico e incluso más allá de lo filosófico, leerlo era como ver un cuadro de Pollock, aunque debajo de toda la terminología rimbombante y las redacciones imbricadas podía percibirse con claridad una oscuridad insondable y eso llamó mi atención. Entonces llegó el día y me dispuse a ir a ver la muestra, dejé pasar la hora para llegar después de la inauguración y saltarme la de relaciones sociales que suelen armarse en esos eventos que poco o nada tienen que ver con arte, no es que estén mal, porque es un momento para encontrarse con amigos y artistas y escuchar o participar en unas cuantas conversaciones interesantes, pero ese día yo quería enfrentarme a las obras, tenía sed de arte y mi humor social estaba apático. Salí de mi casa y me dirigí al museo con tranquilidad, disfrutando de la brisa y el atardecer, haciendo tiempo para que el gentío menguara. Estaba a escasos metros de la puerta del museo cuando me conseguí a un amigo que venía de la exposición, traía cara de malas pulgas y vino directo hacia mi, nos saludamos y le hice la inevitable pregunta: ¿Qué tal la exposición? Este amigo es artista y conversamos mucho sobre arte, sé que tiene un criterio y una sensibilidad muy bien formadas, pulidas por décadas de oficio y experiencias, su opinión definitivamente tenía mi respeto. Contestó a mi pregunta de la siguiente manera: _No hay obras, hay intenciones de hacer algo, esas intenciones están muy pero muy bien argumentadas y eso, que es nada; es todo. Mas claro no podía ser, pero quise escucharlo explayándose y le pregunté: _¿Cómo, no entiendo? _Bueno…una de las obras es un clavo puesto en la pared del que cuelga un trozo de hilo, otra es un kit de pinceles recién comprados, otra es un estante con tarros de pintura vacíos, otra es una formación caprichosa de parafina producto de una vela que dejaron encendida, otra es la ropa curtida, manchada y sucia de un pintor, otra es un catálogo de colores de esos que dan en las tiendas de pintura, otra es un montón de tierra y hay una que es un cuarto oscuro donde puedes encerrarte y no ver absolutamente nada. _ Una que otra pareciera tener posibilidades poéticas. _El problema no es la fatuidad ni el facilismo, lo que me irritó al punto de la exacerbación es que junto a cada obra hay dos cuartillas de texto perfectamente ampliadas, gigantografías, donde cada artista se explaya en explicaciones muy detalladas de las obras que van a realizar, al punto de ilustrarnos en el cómo, cuándo, dónde y porqué. _Que mierda… (susurré) _¡Que cagada, querrás decir! Estos hijos de p!!! Quieren asesinar la imaginación, hablan de reflexión pero no nos dejan reflexionar, se creen los dueños de la idea y no siendo eso suficiente se creen dueños de las conclusiones, la madre que los parió ¡¡¡%$çÑ)/#]X}&ç?¿%K$!!çÑ)/#[X}&ç?^%!!!... Mi amigo se fue refunfuñando y maldiciendo, ni siquiera se despidió, lo vi alejarse… luego me encontré frente a un museo al cual no quería entrar, sin embargo la sed de arte no se me había pasado, por suerte recordé que esa noche había un concierto de guitarra y mientras me dirigía al concierto pensaba en que los músicos entregan sus obras al público con la mejor ejecución posible y no suelen acompañarlas con exégesis verborreicas sobre lo que las piezas deberían suscitar porqué para los melómanos simplemente esas explicaciones no son necesarias, para nada se requieren.

Oleusbus

Oleusbus
vista general de la exposición / Museo del Táchira / Octubre-noviembre 2013

Oleusbus

Oleusbus
Vista general de la exposición / Museo del Táchira / Octubre-noviembre 2013